Recuerdo cuando era pequeño que por diversas circunstancias de la vida tuve que pasar una larga temporada en un Gimnasio. Todas tardes hacía mis ejercicios en lo que podíamos llamar la sección infantil del local. Allí conocí a Ismael. Acudía todos los días desde que tenía pocos meses de edad y tendrá que hacerlo toda su vida. Ismael es una de esas pocas personas realmente especiales que nos encontramos en la vida y que nos marcan por unas razones únicas. Mi recuerdo de Ismael, es que daba los «mejores abrazos del mundo«. Cuando te veía, todos los días, te agarraba tan fuerte que no podías respirar. Eran abrazos amables, sinceros, y no escondían otra cosa que la gratitud de volverte a ver.
Hace unos meses, más de 30 años después volví a ver a Ismael, como siempre iba con su Mamá de paseo, como todos y cada uno de los minutos de su vida. Tiene ya más de 40 años. Cruzó la barrera de los pocos meses de vida que le pronosticaron al nacer y mantiene fresca su memoria, tanto que en cuanto hablamos unos minutos se acordó de mi. No le importó que estuviéramos en un lugar público, silencioso, ordenado, en medio de una sociedad que no está preparada para ver en directo el afecto en esa magnitud. Me agarró con fuerza, como cuando éramos pequeños y no me soltó hasta que su Mamá se lo dijo. Ismael es inteligente y sabe todo lo que pasa a su alrededor, lo expresa lo mejor que sabe. Es amable, cariñoso, la bondad convertida en persona.
Quizá hoy, en este estúpido, aséptico, hipócrita y egoísta momento que vivimos, Ismael no hubiera tenido una oportunidad; no hubiera llegado nunca a nacer. Hubiera sido catalogado como embrión no válido, embrión; no, Él es Ismael! Ismael !!!! , escucharlo bien.
Años más tarde cuando he trabajado con niños en la Cruz Roja, les contaba la historia de Ismael. Lo que es curioso, es que nunca nadie me preguntó por las deficiencias físicas de Ismael, ni por el nombre de su enfermedad; solo me decían «que ellos también querían probar esos abrazos» a lo que yo siempre respondía lo mismo: «todo el mundo debería probarlos«.
buf , se me ha encogido el corazón… una gran historia pro vida.
una historia conmovedora. realmente da que pensar.¿ quién lo ha escrito ?