La teoría de la «Internet Muerta» sugiere que una gran parte del tráfico web y de las interacciones en redes sociales es generada por bots y sistemas automatizados. Según un informe de Akamai, alrededor del 42% del tráfico web proviene de bots, y más del 65% de este tráfico es considerado malicioso, implicando actividades como espionaje corporativo, creación de demanda falsa y saturación de servicios de atención al cliente. Esta tendencia se ha observado en plataformas como Facebook y X (anteriormente Twitter), donde se han identificado cuentas automatizadas promoviendo contenido sensacionalista o participando en campañas de desinformación.

La rápida evolución de estos bots supera a menudo las técnicas de detección actuales, lo que plantea un desafío significativo para la seguridad cibernética. La creciente sofisticación de los sistemas automatizados afecta la calidad de las interacciones en línea y distorsiona el ecosistema digital. Para mitigar estos riesgos, es crucial desarrollar mejores herramientas de detección y estrategias de respuesta, además de fomentar la colaboración entre empresas tecnológicas y reguladores para proteger la integridad del entorno digital. La «Internet Muerta» subraya la necesidad de estar alerta ante las amenazas que representan los bots maliciosos y adoptar prácticas de seguridad robustas​