El calendario de 13 meses de 28 días propone una reorganización del año en la que cada mes tendría 28 días, distribuidos en 4 semanas de 7 días, sumando un total de 364 días al año. Para ajustar los 365 días del año solar, se incluiría un «Día Mundial» adicional, fuera del calendario semanal, celebrado como un festivo global. En los años bisiestos, se añadiría un segundo día extra.

Este calendario ofrece varias ventajas, como la simplicidad y consistencia al tener meses iguales y la coincidencia permanente entre días de la semana y fechas (por ejemplo, el 1 de cada mes siempre caería en el mismo día de la semana). También facilitaría la planificación a largo plazo y la estandarización de presupuestos y calendarios.

Sin embargo, la implementación de este calendario enfrentaría desafíos significativos, como la necesidad de un cambio cultural masivo, ajustes económicos y la necesidad de un consenso global para evitar confusiones internacionales.

Históricamente, propuestas como el Calendario Internacional Fijo de Moses B. Cotsworth o el Calendario Positivista de Auguste Comte intentaron implementar esta idea, pero nunca fueron adoptadas oficialmente. A pesar de sus beneficios, la resistencia al cambio ha impedido su adopción generalizada.